Venturas Y Desventuras del Conteo
“No puede ser, no puede ser”, gritaba desesperado el Regidor perredista electo, Aarón Soto, durante el recuento de votos del Distrito 06 de León.
Y es que la representante de la coalición Por el Bien de Todos, Antonia González, impugnó 13 votos emitidos a favor de Andrés Manuel López Obrador, en la casilla 1538 contigua 1. Momentos antes, González había impugnado 176 votos a favor del candidato panista, Felipe Calderón, por estar marcados con tinta de bolígrafo.
El Juez aceptó la objeción a los sufragios panistas, pero cuando contó los votos de López Obrador, mostró 13 papeletas con el logotipo cruzado con pluma. “Aquí hay votos con tinta, ¿los va a impugnar también?”, preguntó el juez a González. “Sí, para ser coherente”, respondió la perredista.
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Por solicitar que un voto fuera analizado por el tribunal electoral, Froylán Vladimir Enciso, representante del PRD, fue sacado por 4 elementos de la Armada de México en Manzanillo. La boleta, cruzada a favor del PAN tenia un pegoste de crayon en el logo de Nueva Alianza. El enviado perredista impugnó el hecho de que el magistrado quitara el pegoste y dijera “asunto arreglado”. Ante los reclamos del perredista el magistrado le ordenó a los militares sacarlo.
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“Uno, dos, tres, cuatro, cinco… a ver, otra vez”, se escucha cada rato la voz de Francisco Juan Zamora, presidente consejero del Distrito 13 de Veracruz.
Cada voto de las 116 casillas con presuntas irregularidades. “Nada por aquí, nada por acá”, bromea Zamora y muestra los paquetes electorales.
A Demetrio Guarneros, representante de la coalición Por el Bien de Todos, no le hace mucha gracia. Se pone sus lentes y no deja de anotar números.
“Pero por qué no coincide, el acta dice 70 votos y la copia de operaciones dice 72. ¿Qué pasó? Ah, están en los nulos, pues avisen, nomás me están cazando a ver a qué hora me descuido, no sean maloras”, reclama el perredista.
Es el segundo día de recuento. Son dos mesas de dos metros de largo por uno de ancho. Una la preside Zamora y otra Susana Córdova, dos ciudadanos de este pueblo. Una maestra de secundaria y otro comerciante de granos.
Al centro, paquetes, boletas y actas electorales. Además, galletas de coco y café, pero de marca, no regional.
La voz que más se escucha es la de Zamora Flores. “Sesenta, sesenta y uno, sesenta y dos… sale. ¿Otra vuelta o ya? Ustedes dicen, yo cuento”, dice sonriente.
Hay un receso. Son las 13:27 horas. “Pérenme, pérenme, guardo el cuaderno, no me vayan a tachar mis números, porque híjole, no se sabe, no se sabe”, expresa Raúl Jiménez, también de la coalición.
“Lléveselo, lléveselo, no queremos que diga hoja por hoja, cuaderno por cuaderno”, le bromea el representante del Partido Acción Nacional, Rogelio Silvestre.
En tanto, los militares van y vienen. De la puerta a la azotea y de la azotea al patio donde están las mesas de escrutinio. Aburridos, con su rifle de asalto al hombro.
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Chiles rellenos, arroz, carne de puerco en salsa roja, frijoles y agua de melón es el menú.
“A ver sargento, dónde quedó la salsita”, pregunta Raymundo Hernández, de la Alianza Por México.
“¿Y luego, qué va a pasar señor Magistrado?”, plantea Mónica, la asistente Rafael Morales, vocal de Organización del Consejo Distrital mientras saborea un chile relleno de picadillo.
“Se levanta un acta de la diligencia, un acta circunstanciada que será remitida a la Sala Superior, con todos los resultados de las 116 casillas revisadas”, contesta Enedino Fitta, Magistrado del Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Trabajo del Séptimo Circuito de Boca del Río.
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“Ciento sesenta y cinco… ciento sesenta y seis y… ciento sesenta y siete”, concluyó su conteo Reynaldo González con síntomas de agotamiento.
El secretario del Consejo Distrital Electoral 6, con cabecera en Monterrey, lanzó un prolongado suspiro que fue cortado por Héctor Villegas, representante de la coalición Por el Bien de Todos en la mesa electoral.
“¿Puedes contar todas de nuevo?”, le requirió el simpatizante del PRD.
“¿Todas otra vez?”, le preguntó sorprendido el funcionario del IFE.
“Sí, todas”, le contestó fuerte Villegas.
Una vez más, como ya lo había hecho en el transcurso de la mañana, contando miles de sufragios, González recogió con sus manos el paquete de boletas electorales y reinició su “recuento” de la elección presidencial del 2 de julio en la casilla 1008 contigua 1, ubicada en el Distrito 6 Electoral Federal.
También Rodolfo Salinas Cantú, representante del PAN en esta mesa electoral, solicitó al personal del IFE realizar un nuevo conteo al de por sí nuevo escrutinio y cómputo de los sufragios ordenados por el Tribunal Federal Electoral.
“Cuéntelos una vez más, porque me falta un voto”, le pidió el panista a Karim Navarro Zamora, Vocal Ejecutivo de este consejo distrital, que participó en el nuevo escrutinio.
“Debieron haber mandado un contador y no un abogado”, observaba medio en broma y medio en serio el representante del PAN.
“Aquí va a haber problemas: no veo calculadoras”.
Y es que la representante de la coalición Por el Bien de Todos, Antonia González, impugnó 13 votos emitidos a favor de Andrés Manuel López Obrador, en la casilla 1538 contigua 1. Momentos antes, González había impugnado 176 votos a favor del candidato panista, Felipe Calderón, por estar marcados con tinta de bolígrafo.
El Juez aceptó la objeción a los sufragios panistas, pero cuando contó los votos de López Obrador, mostró 13 papeletas con el logotipo cruzado con pluma. “Aquí hay votos con tinta, ¿los va a impugnar también?”, preguntó el juez a González. “Sí, para ser coherente”, respondió la perredista.
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Por solicitar que un voto fuera analizado por el tribunal electoral, Froylán Vladimir Enciso, representante del PRD, fue sacado por 4 elementos de la Armada de México en Manzanillo. La boleta, cruzada a favor del PAN tenia un pegoste de crayon en el logo de Nueva Alianza. El enviado perredista impugnó el hecho de que el magistrado quitara el pegoste y dijera “asunto arreglado”. Ante los reclamos del perredista el magistrado le ordenó a los militares sacarlo.
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“Uno, dos, tres, cuatro, cinco… a ver, otra vez”, se escucha cada rato la voz de Francisco Juan Zamora, presidente consejero del Distrito 13 de Veracruz.
Cada voto de las 116 casillas con presuntas irregularidades. “Nada por aquí, nada por acá”, bromea Zamora y muestra los paquetes electorales.
A Demetrio Guarneros, representante de la coalición Por el Bien de Todos, no le hace mucha gracia. Se pone sus lentes y no deja de anotar números.
“Pero por qué no coincide, el acta dice 70 votos y la copia de operaciones dice 72. ¿Qué pasó? Ah, están en los nulos, pues avisen, nomás me están cazando a ver a qué hora me descuido, no sean maloras”, reclama el perredista.
Es el segundo día de recuento. Son dos mesas de dos metros de largo por uno de ancho. Una la preside Zamora y otra Susana Córdova, dos ciudadanos de este pueblo. Una maestra de secundaria y otro comerciante de granos.
Al centro, paquetes, boletas y actas electorales. Además, galletas de coco y café, pero de marca, no regional.
La voz que más se escucha es la de Zamora Flores. “Sesenta, sesenta y uno, sesenta y dos… sale. ¿Otra vuelta o ya? Ustedes dicen, yo cuento”, dice sonriente.
Hay un receso. Son las 13:27 horas. “Pérenme, pérenme, guardo el cuaderno, no me vayan a tachar mis números, porque híjole, no se sabe, no se sabe”, expresa Raúl Jiménez, también de la coalición.
“Lléveselo, lléveselo, no queremos que diga hoja por hoja, cuaderno por cuaderno”, le bromea el representante del Partido Acción Nacional, Rogelio Silvestre.
En tanto, los militares van y vienen. De la puerta a la azotea y de la azotea al patio donde están las mesas de escrutinio. Aburridos, con su rifle de asalto al hombro.
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Chiles rellenos, arroz, carne de puerco en salsa roja, frijoles y agua de melón es el menú.
“A ver sargento, dónde quedó la salsita”, pregunta Raymundo Hernández, de la Alianza Por México.
“¿Y luego, qué va a pasar señor Magistrado?”, plantea Mónica, la asistente Rafael Morales, vocal de Organización del Consejo Distrital mientras saborea un chile relleno de picadillo.
“Se levanta un acta de la diligencia, un acta circunstanciada que será remitida a la Sala Superior, con todos los resultados de las 116 casillas revisadas”, contesta Enedino Fitta, Magistrado del Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Trabajo del Séptimo Circuito de Boca del Río.
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“Ciento sesenta y cinco… ciento sesenta y seis y… ciento sesenta y siete”, concluyó su conteo Reynaldo González con síntomas de agotamiento.
El secretario del Consejo Distrital Electoral 6, con cabecera en Monterrey, lanzó un prolongado suspiro que fue cortado por Héctor Villegas, representante de la coalición Por el Bien de Todos en la mesa electoral.
“¿Puedes contar todas de nuevo?”, le requirió el simpatizante del PRD.
“¿Todas otra vez?”, le preguntó sorprendido el funcionario del IFE.
“Sí, todas”, le contestó fuerte Villegas.
Una vez más, como ya lo había hecho en el transcurso de la mañana, contando miles de sufragios, González recogió con sus manos el paquete de boletas electorales y reinició su “recuento” de la elección presidencial del 2 de julio en la casilla 1008 contigua 1, ubicada en el Distrito 6 Electoral Federal.
También Rodolfo Salinas Cantú, representante del PAN en esta mesa electoral, solicitó al personal del IFE realizar un nuevo conteo al de por sí nuevo escrutinio y cómputo de los sufragios ordenados por el Tribunal Federal Electoral.
“Cuéntelos una vez más, porque me falta un voto”, le pidió el panista a Karim Navarro Zamora, Vocal Ejecutivo de este consejo distrital, que participó en el nuevo escrutinio.
“Debieron haber mandado un contador y no un abogado”, observaba medio en broma y medio en serio el representante del PAN.
“Aquí va a haber problemas: no veo calculadoras”.
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